lunes, 16 de abril de 2012

Relacion Familia-Escuela

El propósito fundamental de una auténtica educación es proporcionar una verdadera y adecuada  orientación y formación educativa, promoviendo relaciones de confianza y apoyo que contribuyan al crecimiento y desarrollo del niño.

Educar a los hijos es una labor que no se limita a enviarlos a una institución educativa. Requiere trabajar unidos, preocupados y ocupados en la formación integral de los hijos e hijas. Caminar juntos de la mano los diferentes actores de la comunidad educativa: Directivos, maestros, alumnos y padres de familia

Por ello los padres deberán colaborar, respetar, apoyar y participar en la labor de la institución educativa, estrechando vínculos positivos que generen mejores relaciones que contribuyan en la labor educativa de los docentes.
Ambas instituciones, familia y escuela, se encuentran ligadas por una tarea común y es necesario "crear vínculos de confianza básica" fomentando una participación efectiva de padres y madres en la educación de sus hijos.

La relación que se entabla entre familia y escuela es tan peculiar que sólo cabe situarla en el marco de la confianza, siendo la escuela, como parte de la familia, una prolongación suya, adquiriendo así su pleno sentido.

Esta relación de confianza es la que determina, matiza y da forma al binomio familia - escuela, que debe estar marcado por una actitud de responsabilidad compartida y complementaria en la tarea de educar a los hijos. Ello implica una verdadera relación de comunicación donde padres y maestros establezcan una vía abierta de información, de orientación, sobre la educación de los hijos, constructiva y exenta de tensiones por el papel que cada uno de ellos desempeña.

En este sentido, la familia debe tener una actitud activa y participativa, más allá de las aportaciones puntuales de información sobre los hijos, en la medida que lo requieran los maestros: esto es, trabajar conjuntamente en la orientación de la persona, formar un acuerdo sobre cómo y para qué queremos educar a nuestros hijos

Una Institucion Educativa no puede limitar su actividad a los campos que sean de su exclusivo interés, sin atender a las necesidades de la familia. Esa peculiar relación de confianza-servicio es característica de una verdadera y autentica Institución Educativa.

Los padres de familia deben buscar hacer una interrelación de apoyo y de comunicación; con su hijo y con el mismo docente, para que esa buena educación que el padre desea para su hijo, se lleve a cabo de una manera más integral, y su hijo pueda desarrollarse como un buen ciudadano y un buen ser humano.

 Los padres deben buscar la manera de hacer un solo equipo de trabajo, entre el mismo, su hijo y el docente, el cual debe tratar a sus estudiantes como seres individuales, únicos e irrepetibles; que tienen sentimientos y necesidades propias, seres humanos a quienes sus enseñanzas ayudarán a formar su identidad y asumiendo su papel de coeducador, de segundo padre, de segunda madre.

Un docente verdadero, no se limita a decir lo que sus estudiantes deben hacer, no sólo instruye sino también forma y educa. Es un ser congruente entre su ser, enseñar y actuar.

Por ello insistimos en la importancia de profundizar en el modo adecuado de establecer una  relación educativa entre docentes y padres o tutores estrategias de comunicación afectiva,  de establecimiento de relaciones de confianza y de seguridad que son vitales en este caso, ya que ambas se confían esta importante labor formativa-educativa, siendo igualmente reciproca  (padres confían en la formación y educación de la Institución a la que delegan a sus hijos, y la Institución confía en que los padres podrán continuar con esta importante misión educativa)  en bienestar futuro de lo que pueda deparar en sus propias vidas.

Los padres y profesores, siempre seremos los responsables de los actos de nuestros hijos por la formación buena o mala que les demos. “Lo que se aprende en la niñez... ¡jamás de olvida!....y todo ello tratando en lo posible de ser el mejor ejemplo en sus vidas que puedan recordar de lo que nosotros como adultos les podamos dejar como herencia: Una solida y verdadera formación educativa.