miércoles, 3 de septiembre de 2014

Educar en el AMOR



La Mágica Respuesta de Saber SER y Educar en el AMOR


Vemos a diario en los noticieros y en diversos medios de comunicación, 
muchos casos de violencia (lo que hoy conocemos con el nombre de Bullying), tanto en las familias como en las escuelas el maltrato infantil, las agresiones, abusos sexuales, niños trabajando hasta altas horas de la noche, stress,  desnutrición  infantil, etc., afectan como es lógico, a nuestros niños en su formación y desarrollo emocional,  psicológico y por ende en su educación escolar.

Es imprescindible que al haberse incrementado este tipo de situaciones, tanto padres de familia como docentes no ignoremos ni seamos ajenos pasando por alto estos hechos ya que todos y cada uno de nosotros somos y formamos parte del proceso de crecimiento y desarrollo de formación educativa de nuestros niños y jóvenes que están abriéndose paso en el camino de sus vidas a esta sociedad que lamentablemente y en muchos casos como vemos a diario se ven expuestos a estas y otras situaciones tan perjudiciales.

La vida del niño trascurre fundamentalmente en dos entornos, su familia y el
centro educativo. A partir de la pre adolescencia también la sociedad es un nicho fundamental de aprendizaje, pero la mayor parte del tiempo se pasa con adultos padres o docentes que juegan un papel básico en la educación y desarrollo de la personalidad de los niños y suponen un modelo y referente de conductas, actitudes, valores y cómo no, también del manejo de emociones.

Es por ello que siendo nuestra única responsabilidad como adultos, el velar por el bienestar en el desarrollo de su formación educativa, debemos partir desde el lugar en el cual se inicia el desarrollo y personalidad del SER, desde el propio origen del núcleo familiar, en los hogares, en las familias y en los centros escolares en los cuales  transcurre también gran parte de su vida educativa y se desenvuelve a diario, sabiendo que si no prestamos la debida atención a estos casos sin tomar las medidas preventivas y correctivas necesarias y no  acogemos con el debido apoyo y sostenimiento necesario y requerido, pues simplemente seremos los forjadores a que estos y muchos casos más se puedan ir incrementando con el transcurso del tiempo ( como ya lo estamos viviendo actualmente ) y las consecuencias que puedan surgir en un futuro no muy lejano. 

Es por ello muy importante el saber lograr entablar verdaderas relaciones vinculares positivas que generen equilibrio, armonía, confianza y respeto entre  padres de familia, docentes, estudiantes, directivos y toda la comunidad educativa y familiar en general, ya que esto facilitará el acercamiento, honesto, abierto, real y sincero,  haciendo posible, que estas relaciones sean más confiables y óptimas para poder encontrar de la mejor forma posible las alternativas de solución a estos y otros múltiples y variados casos que puedan surgir o presentarse.

 Un docente que conoce verdaderamente a sus estudiantes, (lo que supone interés y dedicación)  prevé cómo van a reaccionar ante un hecho concreto. El estudiante debe tener la seguridad de estar apoyado por el docente y esto se consigue reforzando las actuaciones positivas del estudiante, en lugar de resaltar con frecuencia las negativas, cultivar el diálogo y especialmente la actitud de saber "escuchar", facilitan el dialogo, el acercamiento y la confianza debida para poder saber lo que realmente pueda estar sucediéndole.

Ser docente no significa ser estrictamente rígidos con nuestros estudiantes, el acercamiento, empático y la confianza que deseamos transmitirles se  dará conforme a ese trato personal, a esa relación vincular que nosotros mismos generemos y esto simplemente se forja mediante la dedicación que con verdadera vocación, pueda dar y expresar el propio docente, quedando siempre a salvo el "respeto", y el aprecio mutuo, que debe existir entre ambos.

Un  docente debe mostrar siempre: respeto, ánimo alegre, actitud amistosa, madurez emocional, sinceridad, preocupación,  afecto e interés por sus estudiantes, estar continuamente atento a sus necesidades y estados de ánimo, trabajar con ellos, para que a su vez muestren estas mismas características en la relación con sus compañeros y sus seres queridos. 


Aquí también se encuentra implicado, el establecer relaciones cooperativas y de apoyo conjuntamente  con los padres de familia a trabajar en equipo, ayudándose entre sí, es decir,  un ambiente donde los valores y el afecto sean lo más importantes y principales protagonistas de la formación y educación que  deseamos inculcar y transmitir, ya que en algunos casos, la desintegración familiar y la falta de valores en nuestra sociedad, hacen que la violencia y otro tipo de agresiones afecten la necesidad de atencion y apoyo que nuestros niños requieren.

Es por ello necesario e indispensable fomentar la confianza mutua entre docentes, padres de familia y estudiantes, que se encuentran inmersos dentro de esta importante y trascendental misión de “saber guiar y educar “.

Una relación de colaboración y apoyo mutuo será posible si existe una clara delimitación de los roles  y las responsabilidades que cada uno dentro de su rol debe cumplir, generando así un clima de confianza entre padres, docentes y estudiantes.

Siendo entonces el hogar familiar el primer centro educativo y los padres de familia los primeros educadores de sus hijos, es necesario e indispensable no dejar de tomar en cuenta el papel fundamental y la participación que tiene la familia en la educación y formación, en cuanto al apoyo que ellos deben brindar hacia un mejor desarrollo personal, social y educativo de sus propios hijos, el cual  deberá ser realizado de manera conjunta y en unión entre los docentes, padres y madres de familia.

 “Es por medio de estrechar verdaderos  lazos de colaboración,  orientación y participación mutua en el proceso educativo, que se logrará la autentica formación del SER,  teniendo como base el AMOR que rechaza todo tipo de violencia y maltrato inspirándonos para poder transmitir lo que realmente somos y deseamos”.

Nadie nace sabiendo ser buenos padres, ni magníficos maestros, lo que trato de explicar es simplemente que hagamos en lo posible a que esa semilla que está tratando de abrirse paso por este camino hacia su vida, sea más fructífera y prospere, que pueda tener esa base sólida y firme de apoyo que es su propia familia y nosotros sus propios maestros que lo puedan comprender y ayudar mediante esa comunicación empática y  abierta  al dialogo, entendimiento, comprensión y equilibrio que debe haber en cuanto al manejo de sus propios comportamientos y reacciones frente a las situaciones que este atravesando.

Los niños aprenden por imitación y asimilación de valores, actitudes, hábitos, respuestas emocionales ante diferentes situaciones, pero también por
acomodación, gracias a sus propias experiencias de interacción con el mundo familiar y social que les rodea.

Las conductas se aprenden y las emociones también. Lo positivo de esto es que podemos enseñar a nuestros hijos a gestionar de forma positiva sus emociones y a que aprendan a identificar y responder de forma adecuada a las emociones y reacciones de los demás. 

Los profesores han de transmitir un conjunto de conocimientos, inculcar una serie valores, fomentar determinados hábitos, pero es deber de los padres acompañar, guiar, modelar y apoyar a los hijos durante todo su crecimiento.

“El padre de familia que sea capaz de amar a sus hijos e hijas, que sea afectivo, cordial y amistoso llegará a ser uno de sus mejores amigos, por lo tanto, se convertirá en el orgullo de ellos. Será capaz de transmitirles seguridad y confianza,  de tal forma que encuentren el apoyo moral en todos los momentos de crisis”.

En la medida en que el padre de familia no desvíe su atención hacia otras actividades, que poca injerencia  poseen en el cuidado  y educación de sus hijos, tendrá la oportunidad de darles los mejores momentos de su vida los cuales le quedarán grabados para siempre. 

Un maestro que es consciente y sabe de dónde y cuál es ese ambiente familiar que rodea a su estudiante,  sabrá por ende cual es esa mágica motivación que lo lleva e impulsa a ser y actuar de esa manera, y sabrá escoger acertadamente la formula correcta para un manejo adecuado y solución a todos estos casos que actualmente se nos presentan a diario.

Si verdaderamente es nuestro deseo el tratar de mejorar e inculcar una verdadera educación y formación en base a valores y principios que ayuden y orienten en el desarrollo tanto personal como social, en todo  aspecto y ámbito en el cual sepan desenvolver sus propias habilidades y aprendan cada día otras nuevas capacidades, pues entonces llego el momento en que debemos ser capaces de lograr enfrentar el reto de SER VERDADEROS guías formadores que apoyen y orienten mediante el propio ejemplo de vida y educación que nosotros como adultos responsables, podamos inculcar y transmitir sabiamente  desde pequeños en el seno del hogar, como padres y en las instituciones educativas, como maestros.

Padres y Educadores transmitan siempre:

Alegría, sentido del humor, capacidad para dramatizar y ver el lado bueno de las cosas. Si enseñamos a nuestros hijos a vivir con alegría y se la contagiamos, contribuiremos a que formen una personalidad sana, generosa y abierta.
  
Respeto, tratar al otro tal y como desearías ser tratado tú. Respetar significa dejar que el otro sea el mismo, equivocarse y corregir sus errores y no colgarle constantemente etiquetas negativas ni tratar de que adopte su forma de ser y de comportarse a nuestro capricho.
 
Amor, pero dar y enseñar un amor como algo permanente. Un niño necesita amar con confianza y pensar que el amor es tan seguro como el amanecer, como la salida del sol cada mañana. Sólo la seguridad en el amor le dará suficiente consistencia interna y confianza en si mismo, para afrontar las dificultades a lo largo de su vida con verdadera madurez.
  
Honradez, integridad, sinceridad, coherencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos. Que los demás puedan confiar en nosotros porque cumplimos lo que prometemos y respetamos lo que es de los demás. Si tu hijo trae a casa algo que ha sustraído en el colegio o en alguna tienda, hazle entender que ha cometido una mala acción. No le castigues ni culpabilices, pero exígele que devuelva lo sustraído y reconozca que ha obrado mal. Así aprenderá a ser íntegro desde pequeño.
  
Valentía y valor para encarar las dificultades y contratiempos. El niño tiene que aprender a hacer cosas que no le gustan, pero que le convienen para su formación, y saber que las dificultades serán sus compañeras de por vida. Sólo con valentía y tesón logrará superarlas.
  
Fe, confianza, esperanza. Fe en sí mismo, confianza en sus capacidades. Capacidad para soñar y proponerse una meta con ilusión y entusiasmo, y creer firmemente que logrará cuanto se proponga.   
Generosidad, deseos de hacer el bien, de sentirse útil, de ser ciudadano del mundo y hermano entre sus hermanos, los hombres de cualquier raza y condición.
                                                                                              Fuente : 
Angie Vidal Reinoso                                                                                                                                                          http://www.educar.org/religion

Saber educar, guiar y formar mediante una adecuada orientación que ofrezca el apoyo en el correcto y adecuado desarrollo de vínculos positivos que generen confianza, y afecto y que  logre brindar ese soporte de ayuda hacia su propio desenvolvimiento y superación en su vida, es formar y educar real y verdaderamente, pensando siempre en el instrumento que somos para poder Dar y Servir a nuestros niños, que serán el fruto de lo que nosotros mismos hemos cosechado, con nuestro propio ejemplo de vida que les hemos inculcado y en el que deberá primar siempre una base sólida, fuerte y estable, de principios y valores fundamentales de los cuales nunca olviden para esta gran importante y necesaria misión educativa que tenemos todos nosotros los involucrados dentro de nuestro rol como padres y maestros hacia nuestros niños ….

”Hacerlo siempre todo con verdadera VOCACIÓN y AMOR, siguiendo siempre el ejemplo de Cristo… nuestro verdadero MAESTRO”.